jueves, 13 de mayo de 2010

Historia del país que se creía rico


Foto tomada en El Ejido (Almería) 8 de mayo de 2010
R. Marín.

Este post esta basado en un extraordinario libro muy reciente del autor el ingeniero y empresario José Luis Manzanares

Este post es una transcripción literal tomada de el semanario cincodias.com

El autor es de este articulo es el columnista Manuel Pimentel - 09/03/2010

Atravesamos tiempos difíciles. La economía del país no marcha bien, el paro fustiga nuestros hogares y existe una gran incertidumbre en el mañana. Estamos desconcertados. Nos habíamos olvidado del dolor, el sufrimiento y el esfuerzo, y nos arrastramos perplejos, sin terminar de comprender cómo es posible que se haya esfumado, como por arte de magia, una situación económica que hasta hace dos días era envidiada por el resto del mundo. Sobre esta reflexión, arranca el libro Crónicas de un país que se creía rico (Almuzara), del ingeniero y empresario José Luis Manzanares, una divertida y clarificadora alegoría sobre nuestra situación, que arroja luz sobre lo que nos ha acontecido. Con clarividente lucidez nos muestra tal y como en verdad somos, una sociedad que se creyó rica y que se ha empobrecido, sin querer reconocerlo y sin tomar las medidas, dolorosas pero necesarias, que precisamos para cimentar un nuevo resurgir.


Foto tomada en El Ejido (Almería) 8 de mayo de 2010
No se vende ni por debajo de su coste.
R. Marín.

A través de la sonrisa inteligente, las crónicas de Manzanares nos desnudan. Al igual que el rey no se daba cuenta de su desnudez ante el agasajo de su corte, nuestro regocijo durante la época de vacas gordas nos alejó de la visión de nuestra propia realidad, que aún hoy no reconocemos. Ya no somos ricos, pero queremos seguir manteniendo el nivel de vida de los poderosos, los mismos sueldos, idénticas prestaciones sociales, seguir avanzando en los convenios, priorizar el ocio sobre el trabajo, mientras otros pueblos trabajan más y mejor que nosotros. Mientras ellos venden sus productos, nosotros cerramos empresas; ésa es la dolorosa realidad.


La cola del paro sigue creciendo...

El país que se creía rico, sujeto protagonista del libro, decide acudir a varios doctores a que le diagnostiquen su mal. A pesar de que algunos médicos son realmente duros con el estado de su salud, el paciente se niega a aceptar el tratamiento que le proponen por considerarlo demasiado riguroso. El país que se creía rico sigue creyendo que simplemente con el tiempo volverá a ser cómo era, por lo que relega cualquier tratamiento. Y claro, así no hay manera. El país empeora, mientras que sus otros vecinos afectados de la epidemia ya comienzan a recuperarse de sus dolencias.

Al país que se creía rico se le ha acabado el dinero del crédito fácil. Primero para sus empresas y familias, probablemente también para su sector público en pocos meses. La construcción residencial no volverá a ser lo que fue, y cuando mira a su alrededor buscando salidas se encuentra con un mundo muy competitivo, donde unos países venden bienes de alta tecnología y otros ofrecen mano de obra muy barata. Pero el país que se creía rico no puede hacer ni lo uno ni lo otro: tiene inoculado el virus de la decadencia. José Luis Manzanares le somete a las preguntas que determinarán su futuro: ¿está dispuesto acaso a volver a gastar menos de lo que ingresa, a cambiar sus hábitos, a anteponer el trabajo al ocio, a adelgazar el Estado de bienestar, a estudiar e innovar? Sin todo ello, el país que se creía rico seguirá languideciendo, mientras que más y más países le adelantarán sin compasión.

Mientras leía el libro, recordaba los principios expuestos por Ibn Jaldún en su impresionante Introducción a la Historia, considerado como el primer tratado de sociología. Existe una dinámica inmutable en el origen de los imperios y las civilizaciones. Nacen desde el esfuerzo, el sacrificio y la lucha. Se hacen fuertes y logran desbancar a los pueblos decadentes que brillaron en el pasado. Pero, en su victoria llevan la semilla del fracaso. Se acomodan, se acostumbran a la buena vida, relajan sus costumbres, huyen del sacrificio. Comienza entonces su decadencia.

Mientras esto ocurre, otro pueblo pobre y esforzado, comienza a afilar sus armas para la conquista que más tarde o temprano llegará. ¿Estamos en decadencia, mientras que chinos o indios, por ejemplo, trabajan con ahínco para relevarnos como potencias mundiales? ¿Está en nuestras manos quebrar el principio de la decadencia que acuñó nuestro paisano Ibn Jaldún, o nuestro destino ya está escrito por un extraño determinismo sociológico? Para José Luis Manzanares sí es posible resurgir, pero conllevaría un enorme esfuerzo que todos deberíamos estar dispuestos a asumir. ¿Será posible? Sólo el tiempo nos lo dirá

4 comentarios:

Aline dijo...

Hola hijo muy interesantes tus observaciones. Si estamos realmente mal . los gobiernos prometen y a la mera hora todo cambia.TODO LO PROMETIDO AL CARAJO !!
Hay que apretarse otra vez ???? el cinturón.
cariños hijo y espero que estés bién.
tu mamá

María dijo...

Estamos en un túnel oscuro, de dificil solución, a corto y a largo plazo, no veo salida, todo lo veo negro, lo mire por donde lo mire... más paro, más pobres, más impuestos, sueldos recortados, pensiones congeladas... ahora nos toca sacrificarnos a los más débiles, como siempr, y todo por el despilfarro que los de arriba han malgastado.

Un beso.

Ricardo Marin dijo...

Gracias Ma, afortunadamente yo estoy bien, todo me a costado mucho esfuerzo y eso ha hecho en mi una persona fuerte y sobre todo tremendamente práctica y eficaz, el auto empleo que emprendí hace 3 años y medio a base de mucha creatividad, servicio y trabajo me permiten salir adelante y avanzar en mi empresa pese a circunstancias tan adversas.

Yo difiero de ti no pienso que los politicos sean los maximos responsables, los responsables somos los ciudadanos por 2 motivos:

1.- Darles demasiado poder a unos inconpetentes
2.- Creer que ellos sonlos que deben solucionar nuestros problemas cuando en la practica nunca es así.

Estan sujetos a demasiados interses económicos y traicionaan al pueblo quien los eligio.

A María, el cambio se esta gestando y todo cambio produce dolor, lo importante es reflexionar y actuar de manera diferente a lo que lo veniamos haciendo pues si seguimos haciendo lo mismo los resultados seran los mismos, caa caso es un caso único, solo te pido que no pierdas la esperanza en un futuro mejor ese sin lugra a dudas sera el motor que te saque de la crisis la esperanza y el entusiasmo.

Cassiopeia dijo...

Rayos!
Te dejé en mensaje kilométrico y se borró...

Mira, en términos generales, te decía que no nos podemos conformar con el hecho de que muchos países estamos pasando por lo mismo. Y que muchos tendrán la posibilidad de sacar los pies del plato. Nosotros, por nuestra condicion politico-social estamos en una desventaja enorme.

Te decía tambien que se trata de un "problema" que se debe trabajar de abajo hacia arriba.

Lo otro: para colmo estamos en un momento patético. Podemos tener algén dinerillo en el bolsillo y ya no hay frutas ni vegetales frescos... alguna señal?

Un abrazote (ya tengo compu!)

Cass (esto me sale anonimo)... hoy sí que me salé contigo)